En estos tiempos de prisas, madrugones, estrés y exceso de información, parece que disfrutar de calma y bienestar son lujos sólo al alcance de unos pocos. Por supuesto, el dinero puede ayudar a combatir esas complicaciones del día a día. Pero no es fundamental gastar mucho para trabajar en nosotros mismos e ir adquiriendo unos hábitos sanos que nos hagan un poco más sanos y felices cada día. Comentamos algunos tips para hacer de cada día algo agradable y construir rutinas sanadoras.
Es muy difícil comenzar a hablar de hábitos saludables sin mencionar el descanso, pues es la clave para sentir la energía y el buen humor necesarios ante los retos que se nos presentan cada mañana. Los expertos coinciden en recomendar dormir no menos de 7 horas al día, ni más de 9 (8, por tanto, sería la cifra ideal). Respetar esto, en la medida en que las obligaciones laborales y familiares lo permitan, será clave para amanecer con fuerzas al día siguiente. Pero no sólo importa cuánto dormimos sino cómo dormimos, y es que el sueño debe ser de calidad para cumplir al máximo con sus funciones.
Respetar un horario regular, reducir al máximo la luz en la estancia, evitar comidas pesadas justo antes de tumbarse y no forzar la vista con pantallas en los últimos momentos del día son algunos de los mejores consejos para asegurar un sueño profundo y de calidad. El estado de ánimo también resulta fundamental para no acostarnos inquietos, por lo que debemos recordar hacer las paces con nosotros mismos y con los nuestros antes de ir a dormir cada noche, como un ritual en beneficio de nuestro descanso.
Tan importante como el descanso es la alimentación, el combustible que le damos a nuestro cuerpo para funcionar. El tópico “somos lo que comemos” es del todo cierto, y tiene sentido que sea así. Comer sano, repartirlo a lo largo del día y evitar los excesos de ciertos alimentos ayudará a nuestro organismo a funcionar de manera regular y sentirse mejor. En este sentido, la fortuna nos sonríe al tener a nuestro alcance la gastronomía mediterránea, una de las cuatro gastronomías mundiales reconocidas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad según la UNESCO.
Nuestro clima e historia nos han llevado a un panorama delicioso a la par que saludable: el olivo, el trigo y otros cereales, legumbres, verduras y frutas están presentes en nuestro entorno y no deben faltar nunca en nuestro menú. Estos alimentos no sólo son sanos para nosotros, sino que su consumo beneficia también al planeta. Vale la pena encontrar el tiempo para adquirir y preparar estos alimentos, pues estaremos invirtiendo en lo más importante que hay: nuestra salud. Un espacio limpio en el que cocinar y la playlist adecuada pueden hacer de este uno de los momentos de autocuidado de nuestra jornada.
No nos libramos, por mucha pereza que pueda dar al principio, de incluir el ejercicio físico entre los factores que pueden hacernos sentir mucho mejor al incluirse en nuestra rutina. Y es que está sobradamente demostrado que el ejercicio fortalece nuestros huesos y músculos, activa nuestro organismo, mejora nuestro estado de ánimo y, en definitiva, alarga y mejora nuestra vida. Y no nos referimos aquí a apuntarnos a un gimnasio, contratar un entrenador personal e invertir muchas horas y mucho dinero como si nos preparásemos para unas Olimpiadas.
Aunque ello es por supuesto legítimo, bastará con incluir alguna rutina acorde a nuestro físico, edad y objetivos y procurar mantenerla en el tiempo de forma constante. Existen en internet toda clase de rutinas de ejercicios, ya sean de fuerza o elasticidad, pensadas para todos los niveles y de acceso gratuito a todo el mundo. Una esterilla y 5-10 minutos al día pueden ser suficientes par acabar marcando una diferencia considerable: poco pero constante es mucho más que nada.
Relacionarnos con otras personas es un elemento a tener en cuenta a la hora de invertir en nuestro bienestar de forma eficaz. Para algunos resultará más cómodo o atractivo que para otros, en función de su carácter, y ninguno de los dos casos tiene nada de malo. Sin embargo, los humanos somos seres sociales por naturaleza, y el aislamiento absoluto rara vez será agradable. Un trato amable con compañeros de trabajo, sacar tiempo para pasear con un buen amigo o, por el contrario, cortar las relaciones tóxicas de cualquier tipo, harán de nuestra forma de ver el mundo una más positiva y optimista.
En líneas similares a lo dicho sobre el ejercicio físico, la meditación es otra práctica gratuita y agradable que, con pocos minutos al día, mejorará nuestro estado físico y mental. Llevarla a cabo siempre a la misma hora facilitará su éxito y creará un hábito poderoso. De nuevo, plataformas como YouTube son una fuente infinita de contenidos hasta encontrar el material que mejor se adapte a nuestras necesidades. La meditación nos ayudará a aumentar nuestra autoconsciencia y diálogo interno, enfocarnos de manera activa en el presente y, por lo tanto, reducir la ansiedad hacia el futuro.
Los beneficios de la música son de sobras conocidos, y no hay persona que no disfrute de esta maravillosa creación humana que son nuestras canciones y melodías favoritas. Pese a tenerla como algo tan integrado en nuestras vidas, la música merece ser considerada como un auténtico lujo al alcance de todos. La tecnología actual permite disfrutarla en cualquier lugar, pero no por ello deberíamos darla por sentada. Por eso, cuando escuchemos música, valoremos la suerte de poder hacerlo y disfrutemos de esa conexión espiritual con los acordes que estamos oyendo. Un poco de música relajará tu mente y regulará tus emociones, estimulará el pensamiento, y te motivará en tus retos diarios.
El hábito de la lectura es otro de los que más se resisten y que más valdría la pena recuperar. Leer con regularidad ayuda a ejercitar el cerebro, aumenta la curiosidad e imaginación, y mejora nuestras capacidades de comprensión y concentración. Aunque cueste al principio, leer unas páginas antes de acostarnos, o durante los trayectos en transporte público cuando solemos matar el tiempo haciendo scroll en redes sociales, ayudará a disfrutar de todos esos beneficios. Novelas de actualidad o libros de autoayuda y pensamiento positivo pueden ser una buena manera de iniciarse en este mundillo.
Vinculado a todo lo anterior, pero a la vez mucho más amplio, la práctica de hobbies será un hábito maravilloso para pasarlo bien, conectar con otras personas (o con nosotros mismos) y desconectar de la rutina haciendo lo que más nos guste: clubes de lectura, deportes de equipo en el parque, coleccionismo, talleres manuales de pintura o cerámica, excursiones por los alrededores… Muchas asociaciones y entidades ofrecen ideas y promueven la práctica de aficiones con personas afines, y las redes sociales facilitan enormemente la organización previa a estas actividades y el contacto entre quienes participan de ellas.
Pero probablemente, uno de los hábitos más importantes y que va a marcar una diferencia notable va a ser mejorar el modo en cómo nos hablamos a nosotros mismos. Y es que, pese a lo perjudicial de ello, son muchas las personas que se hablan a sí mismas con excesiva dureza, cargando gran peso sobre sus hombros o juzgándose de manera exagerada. Cuidarnos, tener paciencia con nosotros mismos, darnos mensajes positivos cada día, practicar la asertividad y poner límites a lo que no nos hace bien son prácticas legítimas que debemos procurar no dejar de lado. Un truco sorprendentemente eficaz es éste: cuando cometamos un error o nos suceda algo desagradable, en lugar de culparnos y machacarnos, pensemos en qué le diríamos a nuestro mejor amigo en dicha situación. ¿Verdad que no intentaríamos machacarlo más sino animarlo? Pues eso, ¡nosotros mismos somos nuestro mejor aliado!
Aunque estos consejos nos resulten apetecibles, pueden parecer difíciles de llevar a la práctica al principio, sobre todo si se intentan abordar todos de golpe. Por eso, para acabar, vamos a proponer realizar una lista de prioridades, en la cual nuestro bienestar y felicidad sean la meta. Esta práctica es muy útil para identificar y ordenar aquello a lo que damos más valor en nuestro día a día, para asegurarnos de no posponerlo. Es muy posible que también descubramos que algunas cosas a las que les dábamos mucha prioridad no merecían, en verdad, tanto de nosotros. La felicidad y el bienestar se vinculan más con nuestras expectativas que con nuestras posesiones. Por ello, tener objetivos positivos y claros tanto para el día a día como en general nos ayudarán a lograr la vida sana y feliz que merecemos.