A veces, la diferencia entre levantarse con el pie izquierdo y tener el mejor día de nuestras vidas depende de cómo tengamos el pelo. Parece superficial, pero es cierto. La seguridad que te da una buena melena no se compara con nada. ¿Mens sana in corpore sano o una mente sana en un pelo sano? A continuación, te dejamos algunos consejos para que tu melena brille tanto como tú.
1. Lávate el pelo cuando sea necesario

Cada pelo es un mundo. Hay que entender que no se puede entrenar el cuero cabelludo para que produzca más o menos aceites, por lo que no sirve de nada no levárselo en una semana esperando a que aprenda a ensuciarse con menos frecuencia. Es más, es contraproducente, pues si estos aceites se van depositando día tras día pueden llegar a taponar los folículos, obstaculizando la entrada de nutrientes, cosa que propicia su caída prematura.
También aplicaremos esta lógica cuando se trate del sudor, pues las toxinas segregadas tras hacer deporte se depositan en el cuero cabelludo, irritándolo, causando picores o creando un clima idóneo para los hongos. Hay que tener en cuenta que lavárselo cada día o con mucha frecuencia no conviene para aquellos que tengan la piel más seca, pues podríamos irritar la raíz y llegaríamos a las mismas repercusiones.
2. Aplica los productos en el orden correcto

Cuando se trata del cuidado del cabello, el orden de los factores sí que altera el producto. Antes de meternos en la ducha, es aconsejable aplicar algún tipo de aceite, de coco o de almendra, para protegerlo de los sulfatos del champú y la cal del agua. Tras dejarlo actuar de 1 a 4 horas, pasamos al enjabonado, preferiblemente dos lavadas, concentrándonos en la raíz sin frotar las puntas. Cuando enjuaguemos, el agua arrastrará el jabón hacia las puntas, limpiándolo lo suficiente sin resecarlo.
Una vez por semana, o dos si tu pelo es rizado, muy poroso o extremamente seco, aplicaremos una mascarilla nutritiva o reparadora de medios a puntas los minutos indicados en el envase del producto. Enjuagaremos de nuevo y, para finalizar, aplicaremos el acondicionador, el encargado de sellar esa hidratación y crear una película protectora para evitar que las cutículas del pelo, que son como escamas, se abran y le den al pelo ese aspecto encrespado.
Y recuerda, adapta los productos a las necesidades de tu pelo y tu cuero cabelludo: cada persona es distinta y no porque un producto sea bueno va a ser bueno para ti.
3. Usa crema de peinado y protector térmico
Si experimentas rotura al peinarte o ves muchas puntas abiertas, como y con qué te peinas al salir de la ducha puede esconder la respuesta, y la solución. Rizado o liso, el pelo está en su estado más frágil cuando está mojado. Para evitar aquellos tirones que dejan el cepillo o el lavamanos lleno de pelos, largos y cortos, usa una crema de peinado sin aclarado, a poder ser, con protección de calor, sobre todo si tienes pensado usar planchas o tenacillas. Masajeándolo sin frotar para no crear asperezas en la corteza, péinalo con cuidado desde las puntas hasta la raíz. De esta forma, se previene que se acumulen todos los nudos en las puntas, que son la franja de la melena más frágil por ser la más ‘antigua’. Y, cuando uses herramientas de calor, secciona el pelo y asegúrate de repartir el protector térmico por cada mechón antes de alisar o rizar.
4. Sécate la raíz con secador, aunque el resto lo dejes al aire
Un cabello bonito solo puede crecer de una raíz sana. Si tu melena es muy densa o tienes el pelo grueso, te recomendamos que no lo dejes secar al aire al 100%. Prioriza el secado de la raíz, pues lo más seguro es que tengas el pelo húmedo durante horas, y es en estas atmósferas donde proliferan las bacterias y los hongos, y también puede que se te engrase más rápido con el paso de los días. En cuanto al resto del pelo, no hace daño usar secador hasta que esté un 70% seco, si es con una temperatura media o baja, mejor. La cutícula se abre para absorber el agua, y si está demasiado tiempo abierta por dejarlo mojado durante horas, perdemos brillo en seco porque la superficie de cada pelo está rugosa.
5. Protege tu cabello antes de ir a dormir
La primera norma, y la más esencial, es no ir a dormir, bajo ningún concepto, con el pelo mojado, por todos aquellos motivos comentados anteriormente. Y, en segundo lugar, teniéndolo seco, hay métodos, no solo de proteger el pelo mientras duermes, sino también para amanecer con la melena lista para salir. El roce constante con la almohada y las sábanas es lo que nos hace tener encrespamiento y friz, y también lo que lo debilita hasta volverse quebradizo. Por ello, acostarse con el pelo suelto no sería la mejor opción.

Si tienes el pelo liso, puedes probar con una trenza suelta, y para las del pelo rizado, un moño alto poco apretado mantendrá los rizos intactos toda la noche. Es importante no hacer peinados que tensen las raíces, pues pueden irritarla o predisponer su caída antes de tiempo. Y si quieres llevarlo al siguiente nivel, para el pelo más fuerte, sedoso y brillante, cambia tus fundas de almohada por unas de satén o seda, que no solo retienen menos bacterias que cualquier otro tejido, sino que no crean fricción con el pelo.
6. Lleva una alimentación nutritiva y equilibrada
Podemos seguir todos los anteriores pasos al pie de la letra, ser constantes y disciplinados, pero si no nos estamos alimentando bien o lo suficiente nunca obtendremos los resultados óptimos. La salud empieza por dentro, y hay que aprovechar los nutrientes y vitaminas de los alimentos para elevar nuestra rutina capilar. A continuación, te dejamos los alimentos que más van a beneficiar el estado, textura y aspecto de tu cabello, si los incluyes en tu dieta.
- Pescado: rico en Omega3 y proteínas que fortalecen y dan elasticidad al pelo, combatiendo así su rotura.
- Cítricos: contienen vitamina C en estado puro, ayudando a sintetizar el colágeno, la molécula que rellena las fibras, tanto del pelo como de la piel, para una melena tupida, con volumen y brillo.
- Lácteos: su alto contenido en calcio actúa como fortalecedor desde la raíz, para combatir hasta el pelo más quebradizo.
- Huevos: son fuente de proteínas y vitamina B12, oxigenando los folículos pilosos y contribuyendo a disminuir la caída.
- Cereales: su alto contenido en fibra ayuda a fortalecer el pelo, suaviza la corteza previniendo la abertura de cutículas, para una textura sedosa y más brillo.
- Frutos secos: contienen zinc, selenio y vitamina B, para un cuero cabelludo sano que opte a la máxima velocidad de crecimiento del pelo, fuerte desde la raíz.