Salud y Bienestar

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20 mitos relacionados con la salud (y algunas medias verdades) que deberíamos desterrar

Los hemos dado por ciertos y reaparecen en nuestras conversaciones sin que nos demos cuenta. Algunos parten de un malentendido, otras veces son puras leyendas urbanas. Estos son algunos de los mitos y creencias erróneas sobre nuestra salud que se resisten a desaparecer. La verdad suele estar a más de un clic en la red: vale la pena dedicar unos segundos a contrastar cualquier afirmación de este tipo.

1. «Los microondas eliminan los nutrientes»

Siempre que se cocina un alimento se pierde una parte de sus propiedades. Ocurre con la sartén, con los hornos tradicionales e incluso cuando se hierven las verduras, en función del tiempo y la temperatura que se alcance. Lo cierto es que el microondas conserva más nutrientes y vitaminas que otros métodos debido a que actúa de forma más rápida. Hay estudios que afirman que, de cara a preservar vitaminas y antioxidantes, el microondas es uno de los mejores métodos de cocina.

2. «Si un alimento toca el suelo durante menos de 5 segundos, sigue siendo comestible»
Es una leyenda recurrente que ha sido descartada por diversos cazadores de mitos: las bacterias son capaces de adherirse a la comida incluso en apenas unas décimas de segundo. La contaminación del alimento no solo es casi instantánea, sino que se multiplica en segundos y empeora según la humedad y textura de la superficie. Así que, si la tostada ha caído al suelo, sea del lado de la mermelada o no, lo mejor es tirarla a la basura sin darle más vueltas.

3. «Andar descalzo puede provocarte un resfriado»
No es fácil convencer a quienes han escuchado esta frase toda la vida, pero los refriados y gripes dependen, respectivamente, de virus y bacterias. No se contagian por los pies. Por eso puedes ir perfectamente calzado y abrigado y, aun así, pillar un catarro. Lo que sí es cierto es que los cambios extremos de temperatura pueden bajar nuestras defensas (y aquí es cuando las madres añaden un «si ya lo decía yo»). Podemos dejarlo en que, definitivamente, ir descalzo no te resfría, pero calzarse bien en invierno nunca estará de más.

4. «Los huevos aumentan los niveles de colesterol»

Los huevos de gallina proporcionan un buen aporte de proteínas, omega 3 y otros nutrientes, pero no elevan el nivel de colesterol como lo hacen alimentos con alto contenido en grasas saturadas. Habría que controlar la forma en que se cocinan (fritos en aceite) o se acompañan (bacón, por ejemplo). Es cierto que las yemas son ricas en colesterol, pero eso no implica que este se incorpore a nuestras células al consumirlo.

5. «Saltarse comidas ayuda a adelgazar»
Esta estrategia no es nunca una buena idea. Puede ser perjudicial para el organismo y, además, es muy probable que incluso provoque un aumento de peso. Saltarse una comida produce una ralentización del metabolismo y un aumento en la producción de insulina. Estos dos factores contribuyen al aumento de peso: el primero implica que al cuerpo le cueste quemar grasas y el segundo significa que tendremos más hambre. Las consecuencias incluyen ingestas más rápidas y voraces. 

6. «Los mosquitos pican más a quien tiene la sangre dulce»
Los mosquitos localizan y pican a su objetivo a partir del dióxido de carbono que exhala la víctima, pero también se guían por los olores corporales y otros factores que incluyen el grupo sanguíneo (el O es el que más los atrae), la temperatura o, como se demostró en un estudio de la Journal American Mosquito Control Association, el haber bebido cerveza. Pero estos molestos insectos buscan proteína, no azúcar, y no eligen a sus víctimas por lo dulce que puede ser su sangre. Lo que no es una leyenda es que los únicos que pican son los mosquitos hembra.

7. «Beber agua durante la comida engorda»
Esta es una creencia sin ninguna base. El agua tiene cero calorías y no aumenta el valor calórico de ningún alimento. Beber agua durante las comidas no provoca retención de líquidos, sino que, al contrario, actúa como diurético: mejora la función renal al diluir las concentraciones de toxinas que tiene que gestionar el riñón. También facilita el proceso de digestión y de absorción de los nutrientes. Así que beber agua antes, durante o después de las comidas no solo no causa sobrepeso, sino que incluso es aconsejable.


8. El remedio que todos hemos oído para aliviar la picadura de una medusa

La creencia popular que recomienda usar orina para las picaduras es totalmente desaconsejable. Si la reacción es moderada, es útil aplicar hielo (envuelto en un paño o una bolsa) para rebajar la inflamación y no usar agua dulce para lavar la zona, sino suero o incluso agua de mar. El vinagre también puede aliviar el picor. Y si los síntomas empeoran, lo mejor es acudir al médico. Lo de la orina, por mucho que haya quien lo recuerde por un episodio de Friends, es un mito antiguo y un disparate (además de poco higiénico).

9. «Comer hidratos por la noche engorda»
Los carbohidratos engordan: de noche, por la tarde, en la merienda-cena y a primera hora del día. Pero el arroz, la pasta o el pan no son los responsables de un sobrepeso (que es más probable que tenga su origen en excesos de comida poco saludable). Los hidratos son necesarios para una dieta equilibrada y, antes de eliminarlos por la noche, lo más conveniente es optar por las cenas ligeras. También la fruta aporta carbohidratos, pero no por eso hay que evitarla por la noche.

10. «La mayor parte del calor se pierde a través de la cabeza»
Por la cabeza, como a través de cualquier parte del cuerpo, se pierde una parte proporcional del calor, no la mayoría: la cabeza y el cuello solo representan el 10 % de nuestra superficie corporal. Si nos parece que la cabeza y la cara y se enfrían más es porque se trata de zonas especialmente sensibles. Es decir, que sigue siendo recomendable el uso de gorros y bufandas, por supuesto, aunque la afirmación sea una frase completamente falsa.


11. «Solo usamos el 10 % de nuestro cerebro»
El cerebro siempre está activo, incluso cuando solo una parte se encuentra concentrada en una tarea concreta. Acciones tan simples como abrir y cerrar el puño requieren la actividad de más de una décima parte de nuestros recursos mentales. Incluso cuando estamos en reposo, el cerebro regula funciones vitales como la frecuencia cardíaca. Para acabar de complicar las cosas, esta afirmación falsa se suele atribuir a Albert Einstein.

12. «Eliminamos toxinas a través del sudor»

La sudoración es una respuesta natural para regular la temperatura del cuerpo. La composición del sudor depende en gran medida de la dieta, el estado de hidratación y otros factores como la medicación, e incluye básicamente agua y minerales, no toxinas. La creencia de que podemos «desintoxicar» el cuerpo sudando es falsa. Las toxinas se eliminan a través del hígado, los riñones y los intestinos. (Y ya que estamos: sudar tampoco adelgaza).

13. «La proteína de los vegetales es insuficiente»
Es una afirmación que suelen oír a menudo quienes optan por una dieta vegetariana. En realidad, todas las proteínas de origen vegetal tienen los aminoácidos necesarios. La diferencia es que hay que tener en cuenta la proporción adecuada, por lo que es conveniente combinar vegetales variados para obtener una alimentación equilibrada. Este suele ser el problema en estos casos: las respuestas sencillas resultan siempre más fáciles de digerir.

14. «La pasta de dientes alivia las quemaduras»
Este es un remedio casero a evitar, ya que puede empeorar las lesiones en la piel. El efecto refrescante dura poco y la pasta se reseca y se queda adherida a la quemadura. Para aliviar el dolor es mejor aplicar agua (pero no hielo). También es mejor no emplear cualquier pomada que se tenga a mano sin consultar a un médico o farmacéutico. Hay muchos productos que son eficaces, pero es aconsejable contar con la prescripción de un profesional.

15. La leche vegetal es más saludable que la leche de vaca

Hay quienes afirman que la leche de avena, de arroz o de almendras, entre otras, son más nutritivas que la de vaca. En realidad, esta última tiene un mayor aporte de proteínas que las demás. Por no hablar de que algunos productos incluyen ingredientes añadidos, entre ellos azúcares. Aquí no hay un ganador claro: las dos opciones pueden ser apropiadas en función de factores nutricionales, según el caso y teniendo en cuenta el resto de la alimentación.

16. «Los productos integrales ayudan a adelgazar»
El etiquetado con el término «integral» en el pan, la pasta o el arroz indica que el grano está al completo, a diferencia de los cereales refinados, en los que se eliminan el salvado y el germen. Un alimento integral puede tener un efecto saciante y facilitar la digestión, pero no adelgaza por sí mismo. Lo saludable que será un determinado producto integral depende del resto de ingredientes. Dicho de otro modo: una cookie integral sigue siendo una cookie.

17. «Mientras dormimos, podemos tragar hasta ocho arañas al año»
Un bulo que se propagó durante los primeros años 90 y reaparece de vez en cuando. En general, cualquier araña que, supuestamente, se aventure por la cabecera de nuestra cama mientras dormimos se sentirá repelida por una boca que expele aire y ronquidos. Tampoco nuestro rostro sería un lugar que un arácnido escogería para cazar o tejer una red. En cualquier caso, se trata de una posibilidad remota, no una estadística fiable. Por algún motivo, hay gente que disfruta citando este dato en cenas familiares, tal vez por las expresiones de asco y sorpresa que genera.

18. «Las resacas se curan bebiendo alcohol»
Un (terrible) consejo que pasa de generación en generación. El alcohol tiene propiedades analgésicas, y por eso puede aliviar el malestar durante un breve periodo de tiempo. Pero eso implica que nuestro organismo, ya maltrecho, tendrá que eliminar una nueva ingesta tóxica. El resultado prolongará la resaca. Cuando alguien te diga «pues a mí me da resultado» no le hagas caso. Es mejor beber agua (ni café ni ibuprofeno) y esperar. No hay mucho más que pueda hacerse como plan B. (El plan A, infalible siempre, consiste en no beber).

19. «Si está nublado no hace falta protección solar»

En un día completamente nublado, hasta el 80 % de la radiación ultravioleta puede atravesar la capa de nubes y llegar hasta la superficie de nuestra piel. El problema es que la sensación térmica puede ser menor, por lo que es más fácil confiarse y exponerse al sol durante más tiempo. La OMS nos advierte cada verano de la falsedad de esta afirmación y nos recuerda que en los días nublados también es preciso proteger la piel.

20. «Si no te bebes el zumo de naranja inmediatamente, se le van las vitaminas»
Un clásico de las frases irrefutables de las madres. Sin embargo, no deja de ser una falsa creencia. En realidad, un zumo recién exprimido puede conservar su vitamina C hasta pasadas 12 horas. No hay que esperar tanto tiempo (puede adquirir un sabor más amargo), pero tampoco es necesario atragantarse con las prisas. Puedes disfrutar del desayuno sin empezar una discusión que te amargue el día.

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