No dejes que toda la energía positiva que has acumulado durante el verano se evapore cuando llega septiembre: siempre podemos vivir el día a día como si las vacaciones no hubieran terminado.
Todo empieza incluso antes de que se acabe el tiempo de ocio. Sientes una sensación en el estómago que anuncia que, aunque todavía disfrutas de un día de playa, pronto estarás de vuelta en tu puesto de trabajo.
Los síntomas más frecuentes son tristeza, insomnio, apatía… Se trata de un malestar pasajero que afecta a entre un 30 y un 40 por ciento de la población. Si se prolonga en el tiempo o interfiere de forma evidente con el rendimiento laboral es aconsejable consultar con un profesional.
Es importante tener en cuenta que no conviene proyectar en las vacaciones, tanto pasadas como futuras, los únicos momentos felices del año. En cambio, es mejor aprender a incorporar la energía positiva propia del verano en la vida cotidiana.
Estas son algunas estrategias para suavizar el aterrizaje:
1. Descubre tu entorno inmediato
¿Cuándo fue la última vez que prestaste atención a todas las cosas interesantes que, sin duda, existen en tu ciudad o incluso en tu propio barrio? Si aplicas el mismo rigor que cuando planificas un viaje te sorprenderá todo lo que está a tu alcance. En definitiva, no hace falta viajar para conservar la capacidad de asombrarse. Se trata de saber mirar de una forma creativa.
2. Haz ejercicio
Aunque sea solo caminar un poco, la actividad física es siempre beneficiosa para nuestro estado de ánimo, en especial cuando se combina con una actitud de curiosidad y descubrimiento. Siempre es útil cambiar algunas rutinas para que nuestros sentidos estén más despiertos (como cuando estamos de vacaciones). Por ejemplo, buscar rutas alternativas para ir de casa al trabajo.
3. Tómatelo con calma
Haz una lista de prioridades, pero que sea lo más realista posible. No intentes ocuparte de todo el primer día. Si necesitas concentrarte para recuperar el ritmo, evita las reuniones durante un par de días y comunica que estás ocupado con tus asuntos pendientes. No debes sentirte desbordado en tus primeras jornadas.
4. Recupera los hábitos
Necesitas un descanso de calidad, por lo que es imprescindible evitar pantallas y dispositivos antes de ir a dormir. Para volver a conectar es preciso seguir horarios consistentes a la hora de levantarte, comer, cenar y acostarte. Estas pautas te permitirán reposar mejor y recuperar tu rendimiento.
5. Incluye en tu agenda espacios en blanco
Uno de los grandes placeres de las vacaciones son esos momentos en los que no estamos haciendo nada en absoluto (sin sentirnos culpables por ello) o, mejor aún, cuando acabamos ocupando ese tiempo con una actividad que no estaba prevista. En lugar de pasar los tiempos muertos consultando el móvil, ¿por qué no improvisar?
6. Aprende algo
¿Siempre has querido bailar swing pero nunca has encontrado el momento para practicar? ¿Te interesaría aprender cerámica, dibujo o algún idioma? Es un buen momento para hacerlo. Lo importante es pasar a la acción en lugar de pensar en lo que te hubiera gustado hacer y nunca pusiste en práctica.
7. (Re)descubre la naturaleza
Es habitual que nos olvidemos de lo agradable que resulta un simple paseo por el bosque, sobre todo si prestamos atención al entorno y sus detalles. No siempre es posible revivir experiencias equiparables a recorrer el Amazonas, pero seguro que no muy lejos de tu casa hay alguna zona verde en la que escaparse durante un rato.
8. Aprecia las pequeñas cosas
Es importante conservar la predisposición mental que nos acompaña cuando estamos de vacaciones. Por ejemplo, podemos practicar la atención plena en nuestro día a día, incluso en las tareas más rutinarias. En verano frenamos el ritmo y tenemos más capacidad para centrarnos en una sola cosa, en especial si se trata de algo tan sencillo como contemplar una puesta de sol.
9. Es un buen momento para incorporar cambios
Cuando estés recuperando el ritmo en tu puesto de trabajo, apuesta por algún proyecto que establezca algún contraste con tu rutina anterior. Todo nuevo reto siempre es una fuente de motivación. Y, al mismo tiempo, tu decisión se interpretará en tu entorno como una muestra de actitud positiva y renovada.
10. Sé positivo
Es casi inevitable. Por mucho que te guste tu trabajo, lo más probable es que tus vacaciones te hayan dado una mayor satisfacción. Sin embargo, no hay que dejarse vencer por esta sensación. Piensa en positivo y recuerda que sin trabajo tampoco existen las vacaciones.