Salud y Bienestar

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Ciencia y paradojas sobre los sueños: un mundo en el que todos entramos pero nadie es experto

Son un enigma, una diversión o un fastidio. Depende del argumento, de las preocupaciones que tengamos durante el día o, simplemente, del azar. ¿Qué nos dice la ciencia sobre el mundo de los sueños?

Un mundo al revés (a la vuelta de cada esquina)

Durante el día no esperamos que las aceras se vuelvan elásticas, ni que nos llamen por sorpresa para repetir un examen que hicimos de niños. Sin embargo, unas horas antes de leer esto has estado allí, aunque quizá no lo recuerdes: tú también has visitado el espacio-tiempo donde todo (o casi todo) es posible.

Si lo que conocemos como «sentido común» tuviese un interruptor, este se apaga cuando dormimos. También queda en pausa el área del cerebro que controla las neuronas motoras. Sin embargo, hay muchas cosas que todavía no sabemos sobre los sueños. Por ejemplo…

¿Por qué soñamos?

La explicación más aceptada es que se trata de un método que emplea el cerebro para procesar y archivar la información que recibimos durante el día. Sería un sistema de consolidación de la memoria: un inventario en el que se almacenan los contenidos relevantes y se descarta lo superfluo.

Esta idea se corresponde con lo que el saber popular denomina «sueño reparador», y que también se refleja en expresiones como «lo consultaré con la almohada». En efecto, las cosas se ven mucho más claras al despertar. Y no solo por el descanso: el sueño contribuye a desarrollar la creatividad y ayuda a resolver problemas.  

La dificultad para establecer un criterio científico es inevitable por la naturaleza subjetiva de los sueños ya que, de momento, no se ha descubierto un sistema para grabarlos. (Quién sabe: ya existen sistemas para transformar el pensamiento en lenguaje escrito).

Hemos mencionado una teoría, pero veamos alguna más.

¿Buscas respuestas sencillas? Ni en sueños
Existen varias opiniones, no todas excluyentes, sobre la función que tienen las imágenes y escenas que genera nuestra mente cuando (al parecer) no hay nadie al volante. Estas son algunas de ellas.

  • Los sueños nos entrenan para enfrentarnos a lo desconocido. El cerebro crea situaciones insólitas y absurdas como contraste a la rutina del día a día (que solo es rutina hasta que llega un cambio inesperado). Dicho de otro modo: son un mecanismo de simulación de imprevistos a través de escenarios virtuales.
  • Hay quienes afirman que no poseen ninguna función especial y que son un subproducto de la actividad neuronal.
  • Según Freud, representan nuestros deseos ocultos, de forma tanto manifiesta como latente (es decir, a través de símbolos que disfrazan su verdadero significado).
  • Regulación de las emociones. Esta teoría indica que se construyen a partir de fragmentos de nuestro historial emocional y, por lo tanto, nos ayudan a manejar nuestras respuestas en este sentido.
  • En lugar de una expresión de nuestros deseos, los sueños serían un reflejo de nuestras preocupaciones e intereses.

Lo que ocurre en sueños… ¿se queda en los sueños?

A veces nos despertamos disgustados (o ilusionados) por algo que hemos soñado. Las emociones que experimentamos en el mundo onírico permanecen con nosotros al regresar al mundo real. Sabemos que no ha ocurrido «de verdad», pero no podemos evitar que nos afecte. Porque para nuestro cerebro no hay mucha diferencia entre lo que imaginamos y lo que nos ocurre.

Por otra parte, mientras dormimos no estamos del todo desconectados. Durante la fase REM, por ejemplo, la actividad cerebral es tan intensa como cuando estamos despiertos. Y nuestra mente está preparada para monitorizar nuestro entorno. Por esa razón podemos despertarnos ante un sonido inusual o amenazador, pero seguir dormidos a pesar del ruido del tráfico o de la lluvia.

¿Soñamos solo a ratos?

Se suele creer que solo soñamos durante la fase REM, caracterizada por los movimientos oculares rápidos y por el carácter más intenso de las ensoñaciones. Pero podemos soñar hasta seis veces durante la noche, aunque es más probable que estos episodios se concentren en dicha fase, también conocida como sueño paradójico.

Nuestros sueños pueden ocupar un par de minutos en las primeras horas de la noche y superar la media hora en la fase REM. Incluso quienes afirman que nunca sueñan, en realidad lo hacen cada noche, pero lo olvidan cuando suena el despertador.   

Cosas que no puedes hacer en sueños

Por mucho que creamos que en los sueños todo es posible, hay unas cuantas cosas que no están al alcance de todo el mundo, ni siquiera para aquellos que pueden practicar los llamados sueños lúcidos.

Parece ser que hay excepciones a estas reglas. Pero lo más común es que resulte muy difícil…

  • Correr. Es frustrante, pero si nos persiguen en sueños nos parece que vamos a cámara lenta. Parece ser que es una limitación del «equipo de producción» que «diseña» los escenarios oníricos.
  • Hacerse cosquillas a uno mismo (lo mismo que cuando estamos despiertos).
  • Oler y saborear comida. Hay quien tiene la suerte de poder hacerlo, pero no es lo habitual.
  • Inventar caras nuevas. Toda la gente con la que te cruzas en sueños existe: son rostros que has memorizado, aunque los modifiques en parte.
  • Leer. Creemos que sí podemos hacerlo, pero la verdad es que las palabras escritas aparecen muy confusas en un sueño.
  • Usar el móvil. Piénsalo: ¿cuándo es la última vez que enviaste un WhatsApp en sueños? No es imposible que aparezca un smartphone, pero curiosamente no están tan presentes en nuestros sueños como en el mundo real. Ni mucho menos.

Sueños que se hacen realidad (y generan derechos de autor)

Para acabar, mencionaremos el caso de un músico británico que, de joven, soñó con una melodía y fue capaz de retenerla al despertar. Después de tocar los acordes al piano (y de dudar de si realmente era obra suya) la bautizó con el poco prometedor título de Scrambled Eggs (Huevos revueltos). Poco después cambió la letra. Hoy conocemos esa canción soñada por Paul McCartney como Yesterday.

¡Felices sueños!

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