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¡Ordena tu leonera! Una casa con niños no tiene por qué ser un caos

El orden es fundamental para el día a día de cualquier persona, y los niños no son una excepción. Ya desde pequeños, contar con un entorno ordenado y agradable les ayuda a entender cuanto les rodea, y a crecer de forma más estable con confianza y mejor capacidad de concentración. Pese a que suele pensarse que el orden es imposible en una casa con niños, no tiene por qué ser así. Unos buenos hábitos permitirán que la casa se mantenga impecable e inculcará rutinas saludables en los más pequeños mientras construyen los adultos que serán en el futuro.

Hay muchos trucos, hábitos y técnicas que pueden ayudarnos a mantener un hogar ordenado y limpio incluso cuando tenemos niños pequeños. Pero, por lógica, el más importante y primordial de todos ellos va a ser tener pocas cosas en la casa, pues serán menos los elementos que mantener ordenados. Esto no quiere decir que debamos renunciar a aquello que nos gusta o sentir que nos faltan cosas. Pero, si somos honestos, descubriremos que se puede vivir sin necesidad de acumular en exceso, dando prioridad a lo realmente necesario y las cosas que más nos entusiasman. Ello, por supuesto, también se aplica al caso de los niños, quienes a veces pueden sentirse abrumados por el exceso de objetos a su disposición: juguetes, colores, puzles, etc.

Cada cosa tiene su etapa, y los más pequeños de la casa disfrutarán más y sin agobios si encuentran a su alcance justo lo que más utilizan en esa edad concreta. En una época en donde la sostenibilidad ha cobrado especial importancia, una vía para aligerarnos de todo aquello que nos sobra pueden ser las aplicaciones de venta de segunda mano o donar a quienes lo necesiten. De esta forma, será mucho más sencillo mantener el orden en nuestro hogar y estaremos dando una segunda vida a ropa, juguetes y demás que puede ser de gran ayuda para otros niños.

Además de un número razonable de elementos en el hogar, otro factor que va a resultar imprescindible a la hora de mantener el orden tanto para los adultos como para los niños, va a ser el dar con un lugar lógico para cada cosa. Si queremos que nuestros hijos formen parte de la dinámica del orden de la casa ya desde pequeños, va a ser clave que le encuentren una lógica al orden que queremos que reine en el hogar. Cada cosa debe tener un lugar fijo de referencia, de manera que siempre que el menaje o juguete de turno no esté en su sitio, sea cómodo devolverlo al mismo.

Además, estos lugares han de tener una lógica que responda a la comodidad y uso habitual de cada cosa, encontrándose en las estancias lógicas para ello. Por supuesto, si nos referimos a juegos o ropa y calzado de los más pequeños, estos lugares de referencia deben ser simples de encontrar y accesibles a su altura y seguridad, ya hablemos del baúl de los peluches o el colgador para su abriguito y la mochila del colegio, para que puedan empezar a integrar el orden en su día a día.

Para que todo ello dé sus frutos, la clave es integrar estas acciones en nuestra rutina diaria. Dejar pasar, aunque sea un pequeño desorden cada día puede terminar provocando que cada vez nos dé más pereza ordenar, hasta llegar a una situación de caos que requiera de una intervención más costosa. Un peligroso enemigo en este punto es la tentación de acumular cosas sobre superficies planas como mesas, mármoles, muebles o sofás. Debemos recordar que no es esa su función y que cada cosa que por pereza dejamos allí tiene en realidad otro lugar asignado al que debería volver para no incordiarnos. Si antes de acostarnos revisamos que todo lo que hemos usado vuelva a su lugar, será sorprendentemente sencillo que el orden se mantenga día tras día sin sustos, evitando que tengamos que hacer grandes maratones de orden cuando vengan visitas a casa.

Por supuesto, esa norma también aplica en el caso de los más pequeños de la casa, y si tienen claro dónde deben devolver cada cosa que usen y esos espacios se encuentran a su alcance, será mucho más sencillo para ellos entrar en la dinámica de orden de la casa y comenzar a construir hábitos saludables. En su caso concreto, elementos que pueden favorecer el orden serán los baúles para juguetes colocados en la habitación destinada a los juegos, cajones fácilmente extraíbles bajo sus camitas, o un cesto de ropa sucia. Los criterios de orden deben ser sencillos y familiares para ellos. Por ejemplo, podemos usar pegatinas para distinguir dónde va la ropa en función de si es limpia o sucia. También podemos asignar baúles para cada tipo de juguetes por colores: rojo para peluches, azul para coches, verde para dinosaurios, etc.

Un clásico en las casas con niños y que suele provocar controversia son los puzles y dibujos hechos por los niños. No es necesario practicar el desapego y tirarlos para evitar que ocupen espacio. En lugar de eso, o de dejarlos esparcidos por todas partes con el riesgo de estropearse o que se pierdan piezas, podemos comprar unas cuantas carpetas resistentes también con colores variados, donde podremos guardar las creaciones de nuestros pequeños artistas a buen recaudo, para poder volver a disfrutarlas siempre que queramos. Para los puzles, un truco extra va a ser recortar la tapa de la caja para guardarla en la carpeta junto a sus piezas, sabiendo la imagen de cada uno, pero ocupando mucho menos.

Si bien hemos comenzado este artículo indicando que es bueno mantener el número de cosas materiales a raya, sabemos que esto puede resultar complicado cuando hablamos de los juguetes de los niños. Y es que a todos nos gusta poder comprarles aquello que les hace ilusión por su cumpleaños, algún capricho de vez en cuando, los regalos de Navidad que los abuelos o tíos les piden a los Reyes Magos… Todo ello provoca que sea difícil controlar cuántos juguetes hay en la casa. Es muy importante delimitar las zonas de juego de los niños, por ejemplo, a su habitación o a una sala específica para ello si contamos con el espacio. Así ayudaremos a nuestros hijos a entender la importancia de los límites y evitaremos que sus juguetes se ensucien en la cocina, pierdan alguna pieza o se rompan porque los pisamos o nos sentamos encima suyo sin darnos cuenta.

Si es complicado mantener todos los juguetes juntos, ordenados y al alcance, un truco muy útil es establecer un sistema rotatorio con el cual unos pocos juguetes concretos estén al alcance del niño durante una época, mientras el resto se guardan sin molestar en algún altillo o zona menos accesible. Pasado un tiempo, rotamos las cajas de juegos para dejar descansar los más utilizados y aprovechar otros, logrando que nuestros hijos no se aburran y valoren cada cosa en su momento.

Pero, por supuesto, la limpieza y el orden con niños no se limita a sus habitaciones y zonas de juego. Ellos también van a formar parte de los espacios comunes y allí van a ir aprendiendo y creciendo, explorando el mundo que les rodea junto al resto de la familia. Como niños, es evidente que no les saldrá todo a la primera y ello puede tener consecuencias por lo que se refiere a la limpieza, siendo habitual que les caiga comida fuera del plato o se les rompa algún vaso de vez en cuando. Algunos trucos que pueden minimizar estos riesgos y el consecuente trabajo extra de limpieza pueden ser recurrir a los prácticos manteles antimanchas, así como fundas para nuestros sofás o butacas que nos eviten tener que lavar a menudo los cojines o convivir con sus manchas. En cuando a la vajilla, nuestros pequeños pueden empezar con platitos y vasos de plástico resistente adaptados a su edad, más fáciles de lavar y más difíciles de romper que, además, suelen tener diseños de lo más divertidos y simpáticos.

Todos estos trucos van a marcar, poco a poco, una diferencia notable en el entorno familiar. Y la coordinación de todos los integrantes del hogar resulta clave para ello. Así, el orden no sólo permitirá a los niños desarrollarse en un entorno agradable y propicio, sino que es una etapa esencial de su aprendizaje como futuros adultos. Predicar con el ejemplo y compartir la responsabilidad con ellos a medida que crecen va a ser fundamental para aprovechar el resto de consejos y que estos prosperen en la dirección deseada. El orden debe integrarse como una fase más del juego, algo natural donde los niños sean los protagonistas y los adultos quienes simplemente ayudan. Ello otorga a nuestros hijos una sensación de autonomía e independencia controladas muy favorables para su desarrollo. Si se hace un poco complicado al principio, sólo tenemos que recordar los consejos de la niñera más famosa del mundo: Mary Poppins. Poner algo de música hará que el orden al final del día sea un juego de niños.

Si te han gustado todos estos consejos, y aún quieres profundizar más en el arte del orden con niños, no puedes perderte el libro Los 100 mandamientos del orden y la limpieza, escrito por la gurú del orden Brenda Haines.