Ocio y Cultura

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10 cosas que no sabías sobre Michelangelo

Michelangelo Buonarroti sigue siendo uno de los artistas más famosos de nuestra historia: mientras el British Museum expone por tiempo limitado sus dibujos más íntimos, obras como la Capilla Sixtina o El David acumulan millones de visitas cada año. Pero, pese a su fama, aún quedan algunas curiosidades y secretos alrededor de esta legendaria figura. Aquí te traemos algunos, ¿los conocías?

  1. El primer artista europeo con biografía

Michelangelo, nacido en Caprese en 1475 y fallecido en Roma con casi 90 años, gozó de gran popularidad en vida, llegando a ser el primer artista europeo en ver su biografía publicada. Fue realizada por Giorgio Vasari, historiador de arte de la época.

  • Famoso y también rico

Michelangelo no sólo gozó de gran reconocimiento por parte de su público en lo que a sus obras de arte se refería, sino que tal admiración se vio holgadamente recompensada en lo económico estando él aún vivo (algo no tan habitual por aquel entonces). Su relación con varios mecenas y papas poderosos, así como buenas inversiones en propiedades, colocaron su patrimonio en un valor de entre 35 y 50 millones de dólares actuales.

  • Todo un carácter

Pero, si bien sus obras gozaron de una admiración astronómica, su persona no tuvo tanta suerte. Michelangelo, como buen genio, tuvo siempre un carácter excéntrico y complicado. Ello contribuyó a que trabajase solo casi toda su vida, en lugar de contar con un gran estudio como hicieran otros artistas de su tiempo. Otra rareza que apartaba al resto de su alrededor era su manía de no querer ducharse y vestir con harapos, pese a su posición acomodada.

  • Enemigos aquí y allá

Tal carácter se manifestaba especialmente en el ámbito artístico. Su talento prematuro y afilada lengua provocó envidias entre sus compañeros hasta el punto que uno de ellos, Pietro Torrigiano, le partió la nariz de un puñetazo en una discusión. Otro que sufrió el carácter punzante de Michelangelo fue un cardenal que se atrevió a criticar su obra, quedando su rostro inmortalizado en el fresco El Juicio Final como Minos: un diablo con orejas de burro y una serpiente mordiéndole la entrepierna.

  • Una vida marcada por la fe

Michelangelo tuvo siempre inquietudes religiosas, buscando conciliar lo corpóreo y la espiritualidad. Aunque su personalidad también le provocó encontronazos con personas importantes de la Iglesia, respetaron siempre su talento por encima de todo. Llegó a trabajar para hasta 9 Papas diferentes, ¡conociendo así a dos más que la mismísima Reina Isabel II de Reino Unido!

  • Hombre de pocos autógrafos

Michelangelo, como la mayoría de artistas de su tiempo, no solía firmar sus trabajos. Sin embargo, hizo una excepción con La Piedad, una de sus más bellas esculturas hecha en su juventud. Tras oír a unas personas atribuyendo a otro artista la autoría del trabajo que lo debía lanzar a la fama, Michelangelo esculpió su firma en la cinta que cruza los ropajes de la Virgen. Hay quien dice que se ocultó toda una noche en la Basílica de San Pedro para poder hacerlo.

  • Los selfis de la época

Si bien no firmó más obras durante el resto de su trayectoria, sí dejó ecos de su autoría en otros trabajos al retratarse a sí mismo en ellos. El ejemplo más famoso es la piel desollada del mártir San Bartolomé en El Juicio Final, pero también se esculpió a sí mismo en la Piedad Florentina como San Nicodemo, y aparece entre la muchedumbre de La Crucifixión de San Pedro.

  • Todo empezó con una mentira

Si bien Michelangelo terminó siendo autor de innumerables obras de arte reconocidas por todo el mundo, uno de sus primeros trabajos fue un fraude: para mostrar su habilidad, esculpió un Cupido durmiente y lo enterró bajo tierra, para descubrirlo posteriormente y que todos pensasen que se trataba de una reliquia de la Antigua Grecia. El Cardenal Riario cayó en la trampa, pero tras revelársele la verdad, decidió que valía más la pena llevarse a alguien tan talentoso a Roma que enfadarse con él.

  • Artista polifacético

A Michelangelo se le reconoce principalmente por la escultura, gracias a figuras como El David, La Piedad o su Moisés. Fue también un pintor excelente con frescos como los de la Capilla Sixtina y también destacó como gran arquitecto. La que no es tan conocida a veces es su faceta como poeta, pues dedicó buena parte de su tiempo a escribir poemas románticos dedicados a personas importantes para él, los cuales han sobrevivido hasta el día de hoy y se han traducido.

  1. El David, un desecho convertido en leyenda con un secreto oculto

Pese a su fama inmortal, ni El David fue la primera opción para ese enorme bloque de mármol ni Michelangelo fue el artista inicialmente seleccionado para trabajarlo. Dos artistas previos trataron de trabajar el colosal bloque para crear un heroico Hércules, pero desistieron dejando el bloque en condiciones difíciles. Tras varias décadas en el ostracismo, diversos artistas como el propio Leonardo da Vinci rechazaron el reto. Pero Michelangelo fue capaz de afrontarlo con un resultado inigualable. Si nos fijamos en sus pupilas, descubriremos un secreto sorprendente: estas tienen forma de corazón, en un posible homenaje al hombre que inspiró la figura y por el cual Michelangelo profesaba gran cariño, Tommaso dei Cavalieri.