Hogar

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El decálogo del buen anfitrión

Las celebraciones en el hogar pueden ser una oportunidad perfecta para abrir nuestras puertas a familiares y amigos, demostrarles nuestro cariño, reavivar vínculos y probarnos a nosotros mismos. Sin embargo, estos divertidos eventos pueden traer consigo ciertas preocupaciones o dolores de cabeza nada agradables. Repasamos algunas de las claves para ser el mejor anfitrión posible y garantizar una velada memorable para ti y los tuyos.

1.- Elige el tipo de evento

Este es un punto clave que, por obvio que parezca, va a condicionar todas las decisiones posteriores, motivo por el cual ocupa el primer puesto de la lista. Y es que una fiesta en casa va mucho más allá de reunir a un puñado de gente. Todo evento debe tener un motivo, un tema: no será lo mismo celebrar el cumpleaños sorpresa de ese amigo que acaba de volver del extranjero, ver el Clásico o los Oscar con tu grupo, anunciar un compromiso o embarazo, o las cercanas Navidades, por poner algunos ejemplos. Aunque habrá elementos comunes, en cualquier caso, la justificación del evento influirá en aspectos como la decoración, el menú, o la hora y duración de la velada. Tener esta idea clara facilitará todo lo que está por venir…

2.- Selecciona a tus invitados

Vinculado a lo anterior, es otro elemento a tener en cuenta para garantizar una noche (o día) que fluya con naturalidad. Debemos tener presente que estamos a punto de concentrar a un grupo de personas diversas en un espacio reducido durante, cuanto menos, dos o tres horas. Cuando el grupo se conoce y funciona, el riesgo es mínimo (nunca cero). Pero si la ocasión da para juntar a desconocidos, debemos ser cuidadosos con sus personalidades y gustos. La diversidad es un elemento estimulante para cualquier conversación, pero como anfitriones nadie conoce mejor que nosotros a los invitados y la cautela nunca sobra.

Por otra parte, no todas las personas son iguales en cuanto a gustos o necesidades alimenticias. No es necesario gastar un dineral para “quedar bien”: basta con ser considerados, ofrecer la variedad necesaria y, siempre que no sepamos algo, preguntar. La información es poder y nuestros invitados agradecerán que les tengamos en cuenta y busquemos brindarles un trato personalizado. Si hay niños entre los invitados, todo requerirá un plus de atención. Una caja de colores o un juguete de construcción puede solventar mucho.

3.- Respeta los tempos

Como en tantas otras cosas, el tiempo puede ser tu mayor aliado o tu peor enemigo. A nadie le gusta sentirse apresurado. Invitar a tus amigos o familiares con la antelación suficiente (un par de semanas es lo ideal) les ayudará a ellos y a ti a organizar todo con calma, reduciendo las posibilidades de que alguien falle en el último momento. Para el caso de que ello ocurra, por mal que nos sepa, será vital mostrar empatía y respeto ante su imprevisto. Un calendario holgado nos permitirá organizar el orden de la casa y la compra del menú para que nuestros invitados no nos pillen en plena faena. Si la invitación no es conjunta y conoces bien a tu grupo, se permite “jugar” con la hora: todos tenemos a esa persona que toca al timbre media hora antes del evento o a la que sale de su casa (o ducha) cuando tendría que estar ya en tu rellano.

4.- ¿Hay etiqueta?

Cada persona es libre de llevar aquel estilo con que se sienta más representada. Pero si el evento tiene un punto de formalidad o quieres propiciar un equilibrio entre invitados diversos, no está mal aprovechar la invitación para dar una ligera indicación sobre el cariz del acto. Si esperas que de allí salga una elegante sesión de fotos, o por otro lado quieres aprovechar las fechas de Halloween o Carnaval para una divertida fiesta de disfraces, avisa: no es agradable sentirte fuera de lugar porque no te han avisado del mood del evento.

El momento de la invitación puede además ser idóneo para que nuestros invitados pregunten cortésmente si es necesario traer algo. No hay respuestas correctas: el evento mismo puede consistir en que cada invitado traiga un plato (especialmente divertido en grupos multiculturales), puedes dejar claro que tú te ocupas de todo, o aceptar postres y bebidas. Dos máximas que respetar aquí: que todo el mundo reciba la misma información y hacer un buen papel con lo que nos traigan, halagándolo y haciéndolo formar parte del menú.

5.- Higiene y salud

Este es un aspecto clave, no sólo para los eventos sociales sino para la vida en general, y la reciente pandemia no ha hecho más que aumentar la sensibilidad respecto al mismo. Para que nuestros invitados estén a gusto, es fundamental que se sientan seguros y respetados. Una casa ordenada y previamente ventilada aligerará el ambiente. Cuando recibamos a nuestros invitados en la puerta, podemos ofrecerles descalzarse, contando incluso con juegos de zapatillas para invitados, una inversión mínima que otorga cierto aire a hotel.

Otro elemento presente en nuestra entrada, más ahora que llega el frío, puede ser el gel hidroalcohólico, que podemos “disfrazar” con algún bote con dispensador elegante o gracioso que lo distinga. El orden y limpieza deben extenderse a todas las zonas comunes (toda la casa si queremos dar un tour guiado). El baño será objeto de más de una visita, y mantenerlo aseado ayudará a que todos se sientan cómodos ante esos momentos más privados. Toallas limpias y bien dobladas, o un jabón de dispensador en lugar de uno de pastilla, son detalles que marcan la diferencia y mejoran la higiene.

6.- ¿Dónde me siento?

El gran dilema de cualquier boda se repite aquí a menor escala. Si los convocados se conocen y la relación es buena, puedes pasar al siguiente punto. En caso contrario, recuerda tener en cuenta las personalidades e historia de todos ellos. Si alguien se acaba de incorporar a la banda y sabes que le costará hablar, siéntalo cerca de esa persona especialmente considerada que anima a todos a participar; si dos amigos han cortado hace poco y van a coincidir de forma irremediable, quizás no sea lo ideal sentarlos juntos o de cara… Como advertencia extra, fíjate en qué invitados son diestros y zurdos: esa pequeña incomodidad deja de hacer gracia muy rápido a los afectados. Una tarjetita sobre cada servilleta es todo lo que necesitas.

7.- La playlist, un elemento clave

Nietzsche dijo en su día que la vida sin música sería un error, ¡y qué razón tenía! Si queremos que nuestra velada tenga un motivo, que cuente una historia, necesitamos dar con la banda sonora adecuada. Una romántica cena de parejas se puede aderezar con algo de jazz suave, el plan de pizza y partida de Dungeons & Dragons con tus amigos de la universidad requerirá algo de heavy metal, las fiestas navideñas necesitan villancicos, y si hay niños implicados no subestimes la idea de un karaoke cargado de canciones Disney. Eso sí, recuerda siempre que tus vecinos no son, en principio, parte de la fiesta.

8.- Que nadie se quede atrás

En cualquier evento que implique la presencia de dos o más personas, siempre se van a producir dinámicas sociales difíciles de controlar. Algunas personas tienen un don natural para desenvolverse en grupos, mientras a otras se les puede atragantar un poco (¡y ello no significa que no quieran disfrutar junto al resto!). Como anfitriones, debemos asumir el deber de vigilar que todo el mundo se sienta cómodo con su grado de participación, saltar temas que puedan ser incómodos o hirientes y buscar el equilibrio en nuestra mesa.