Hogar

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Ilumina tu hogar, optimiza tu vida

Es el fin de un largo día yendo de un lado para otro, siempre con prisas y demasiado poco tiempo, pero aquí estás, abriendo la puerta de casa. Tiras las llaves, que siempre pesan más a esas horas, en la superficie plana más cercana y, acto seguido, enciendes la luz del descansillo. Es una luz cálida, tenue y que ocupa poco espacio, como si detectara tus niveles de energía y no quisiera alardear de su potencia. Es una luz que dice: “Al fin en casa”. 

La iluminación del hogar es una cuestión tan importante como compleja. El tono, la cantidad, la fuente y la intensidad dependerá de la estancia, el momento del día e incluso de necesidades funcionales concretas. Pero no hay que desesperarse, porque a continuación dejamos un seguido de puntos útiles para optimizar tu casa y hacer de ella un lugar de máximo bienestar físico y mental.

  • Deja paso a la luz natural y considera todas tus opciones

Tener ventanas es un lujo del que poco se hablaba antes de la pandemia de 2020. Las entradas de luz natural son sumamente importantes, no solo por su contribución al ahorro energético y la aniquilación de ácaros, sino también por la capacidad de mejorar nuestro estado anímico. El contacto con luz natural es vital para los seres humanos, favoreciendo aspectos como la memoria, la concentración o la productividad. Y ya se sabe, mens sana in corpore sano. Con vistas al mar, a la montaña o a la ciudad; a un patio de luz o a un estrecho callejón, no descartes ninguna ventana. ¡Todo resquicio de luz es bienvenido y acarrea su encanto particular!

  • Múdate (de habitación)

No siempre podemos orientar la construcción de nuestros hogares en función de los ejes de rotación, los solsticios o los equinoccios. Lo que sí podemos hacer es decidir o cambiar la función de las estancias en torno a las trayectorias solares cuando sea oportuno. Aquellas salas con mayor entrada de luz natural, destinarlas a espacios frecuentemente sociales o de ocio, como salones o habitaciones para niños, pues se crea un clima que favorece la creación de vínculos: no podemos abrirnos en espacios cerrados. Despachos y zonas de estudio se encuentran al mismo nivel de prioridad, al tratarse de sitios en los que pasamos muchas horas y que requieren de nosotros un gran esfuerzo cognitivo.

Salvando las rutinas y preferencias de cada uno, los dormitorios son los que pueden prescindir de vastas entradas de luz: la hora punta de la habitación de un adulto promedio suele inscribirse en el turno nocturno. Decidir el rol de cada estancia según la incidencia de la luz natural es una forma inteligente de dinamizar y optimizar el hogar y, en consecuencia, nuestra vida.

  • La luz artificial no tiene por qué ser tu enemigo

Y aquellas habitaciones que hemos sacrificado a la penumbra, ¡qué no le teman a la iluminación artificial! Eso sí, es aconsejable no hacer de hospitales, transportes públicos u oficinas nuestras fuentes de inspiración. La luz artificial tiene mucho potencial para dar calidez a tu hogar, siempre y cuando sea en pequeñas dosis y provenga de los ángulos correctos.

Parece ser que, en 2024, la luz de techo ha quedado obsoleta, o por lo menos, reducido su uso. Lámparas de pie, velas, farolillos, lámparas de mesita, flexos, incluso tiras led, convertirán tu casa en un lugar del que no querrás salir y al que siempre estarás deseando volver. Las combinaciones, al ser infinitas, dan un toque más personal a los espacios y los dinamizan gracias a posibilidades como la regulación de intensidades o los cambios de color al gusto.

  • Lánzate a la tendencia de la ‘luz pequeña’ y di adiós al estrés

La luz grande, la de techo, la natural, puede permitirse ser cálida o fría, pues los beneficios físicos y mentales se encuentran en todas sus formas. Pero cuando hablamos de luz artificial, lo idóneo es que sea cálida y pequeña, independientemente de cuantos puntos de origen haya. Las luces artificiales blancas y fuertes suelen activar sensores cerebrales que, al tiempo que nos mantienen despiertos y activos, incentivan la producción de cortisol. Por ello, se procura que los espacios destinados al trabajo o al estudio tengan acceso mayoritario a luz natural. Sin embargo, solemos relacionar el estar en casa con el descanso y la desconexión de ese mundo frenético que queda tras sus puertas. La caída de la noche, entonces, despertará nuestras dudas: ¿cómo puedo satisfacer mis necesidades si, al parecer, la luz artificial es perjudicial? Con crear un ambiente lumínico suave y cálido es suficiente y, de hecho, son factores que predisponen la liberación de melatonina, la hormona del sueño.

  • No todo es cuestión de estética

Hay ciertos aspectos de nuestras vidas que siguen pidiendo soluciones estrictamente lógicas y prácticas. Actividades en las que necesitamos ser eficaces, como limpiar, cocinar o arreglarnos por las mañanas. Y, aun así, no hay nada que no pueda mejorarse. El alto consumo energético de los halógenos, así como la energía calorífica que desprenden, pueden ser remediados con bombillas led, una alternativa que pasará inadvertida para el ojo, pero no para el bolsillo. Más allá de necesidades psicológicas o preferencias estéticas, hay que considerar el panorama general actual, y pensar en este cambio como una inversión de futuro, cuanto menos rentable.